jueves, 29 de noviembre de 2018

Improvisación Musical en la Educación Profesional 4

Esta nota es la cuarta parte de un trabajo de investigación que hice en el 2015 titulado "EL JUEGO IMPROVISATORIO DENTRO DE LA PRÁCTICA DOCENTE EN EDUCACIÓN MUSICAL PROFESIONAL. Experiencias actuales en licenciaturas de la FaM, UNAM". 


RESULTADOS Y DISCUSIÓN


Fase 2. INVESTIGACIÓN CUALITATIVA EXPLORATORIA

ENTREVISTAS:

En las entrevistas fue posible encontrar respuestas a las interrogantes planteadas en este trabajo. Por cuestiones de tiempo, no se ha hecho un análisis a profundidad. Sin embargo, algunos de los resultados son estos:

A.    Experiencia con la improvisación musical.
La experiencia personal de los profesores encuestados, dentro de la improvisación musical, parece ser relevante para encontrar en esta práctica beneficios importantes. Esto deriva en su interés personal para incluir ejercicios de improvisación en sus clases. 

Tres de los cuatro profesores refirieron tener presente su experiencia desde la niñez, con curiosidad, exploración y/o juego. El profesor René Baez y la profesora Rocío Orozco, además, narran como un hecho significativo el haber visto a sus padres tocar con musicalidad y disfrute, y empezar a tocar con ellos. La maestra Orozco refiere: “yo veía que él (su padre) disfrutaba muchísimo, y se ponía a improvisar en el piano y cantaba. Y se le iban las horas y horas y horas, y yo lo observaba cómo se extasiaba y se iba del mundo”, ahora “yo lo hago desde que amanezco hasta que me voy a dormir”-dice mientras nos relata su admiración y aprendizaje con los “cantos en Jerusalem”; “la música folclórica”; el entendimiento de “las bases de improvisación en el Bajo Continuo”, que “están ahí, pero como las enseñan automáticamente, ¡no lo pensamos, no lo sentimos!”; los bailes de las danzas barrocas y su sorpresa “¿cómo que Bach se baila, si era súper cuadrado y no se le podía cambiar ni un sólo arco? ja, ja, ja, ¡¿cómo?!”; los ricercares; el Son Jarocho (de lo cual surgió su proyecto Poiesis a Ritmo de Son); la música tradicional hindú y su experiencia con la támpura-.

René Baez cuenta que “de alguna manera siempre estuve cercano a eso, y creo que me ayudó a entender diferente la música, diferente a mí mismo. O sea, concebirme diferente…para…a la hora de tocar, estar entendiendo qué es lo que está pasando y cómo de repente ponerle algo diferente…la especia a lo que estás tocando”. Además de su práctica en jazz y manouche, “cuando yo toco, a veces sí juego (con) las piezas que ya conozco mucho ó que están basadas en música popular”.

Remi Álvarez nos habló de su formación en el jazz, así como su práctica improvisatoria en el lenguaje contemporáneo, “es decir, las técnicas extendidas y este tipo de lenguajes”. Afirma mantener esa práctica pues “la música improvisada es la mejor manera para expresar los sentimientos, las emociones, las cuestiones creativas que yo puedo tener”, “desde que empecé a hacer música, la música empezó a surgir de manera improvisada, esa fue la motivación para hacerme músico: la creatividad”.

Tanto Hazael Rivera como Rocío Orozco hablan de sus aprendizajes en la improvisación como algo “intuitivo”, aunque han tenido paralelamente una formación académica “clásica”, “rigurosa”.  Él nos refiere su formación en la academia Yamaha, con ejercicios de improvisación –además de su preparación como pianista en la Facultad-, y sus aprendizajes en el Teatro de Improvisación y Teatro Deportivo, donde ha conocido -tanto en la actuación como en la música- del lenguaje musical, las dinámicas entre las relaciones en escena, y la naturaleza de la improvisación.

En sus narraciones también estuvieron presentes como algo relevante referencias a profesores que los apoyaron en su formación inicial, fomentando en ellos el gusto y apreciación hacia la improvisación.


C. Metodología. Cómo utiliza este recurso para el desarrollo del lenguaje musical y la técnica instrumental.
Como parte de su metodología de trabajo, el profesor Hazael Rivera busca que “el alumno comprenda lo que está haciendo”, “aprenda desde su propia experiencia”, “explore la expresión propia sin que (el profesor) tenga que decir qué hacer”, tocar con él y “jugar más en función de lo que (el alumno) dice”. Incluye la imitación, como un recurso, pero busca no limitarse a ello, sino usarlo para fortalecer la memoria auditiva, y a la par “buscar que ellos comprendan por sí mismos y también que expresen por sí mismos, que es justo lo que pasa en una improvisación”.

La profesora Rocío Orozco afirma incluir en su clase de Temas Selectos “lo que usualmente no doy en otros lados”, “lo que no se da en esta escuela y que les puede servir de mucho a los chicos para su mundo profesional”, involucrando la improvisación. En sus clases, ella dice a sus alumnos “tienes que sentir el modo, porque tiene un perfume, una esencia, pero tienes que sentir, porque en el momento en que lo sientes, sabes exactamente dónde están las notas, tú vas a ornamentar. Bellísimo porque los percibes. Nos contó que en algún momento ella se preguntó “y eso ¿se puede enseñar?, y al responder “yo creo que sí, desarrolló una metodología con modos tradicionales; los compiló utilizando la comunicación global que permite la tecnología. Cuando los ofreció a sus alumnos, les pidió que desarrollaran un discurso musical con esas escalas, “así como la frase de El Gato es Negro, de ahí me escribes un cuento, les pidió “tráiganme textos para sonorizarlos, “como estaba sujeto a un referente que era un texto, tenían que describir un personaje, ps' es más fácil, porque lo van vistiendo, le van haciendo los ojos...Esa construcción la van desarrollando en clase tanto individual como colectivamente.

También René Baez ha encontrado en la asignatura Análisis al Diapasón un espacio para “proponer sus inquietudes”. Nos comentó que en esa clase ven “armonía aplicada a la guitarra, y parte de las cosas que se exploran es la improvisación, pero no es lo único”. Él va incluyendo ejercicios de improvisación “y otros” desde el principio -aunque el Plan de Estudios de la asignatura sólo los contempla hasta el último semestre-, porque “lo que viene en el plan es demasiado poco para que se desarrolle (la improvisación)”. También busca integrar ejercicios de audición, imitación, reconocimiento y práctica de standards de jazz, composiciones de los propios alumnos, ó adaptaciones de piezas populares. “Les enseño cómo hacer acordes sustitutos, acordes de embellecimiento, otras cosas…eso que es armonía totalmente, luego lo aplican a improvisación ó  desarrollo, ó a arreglo, ó lo que sea”. Comentó en una charla previa a la entrevista que “la música de guitarra tiene mucho de música popular, y ella tiene mucho de improvisación, entonces están ligadas”. En la clase observada fuimos testigos de que les recomienda que integren lo aprendido a su repertorio clásico.

Remi Álvarez dice que en sus clases de saxofón, “los ejercicios que en un momento dado les voy enseñando, también les enseño poderlos trabajar de una manera creativa, no únicamente como está escrita en el método, sino también que improvisen (…), porque de esa manera le vas a sacar más provecho (…), si lo desarrollas de una manera un poco más creativa, improvisando, disfrutando ese ejercicio, te resulta atractivo y técnicamente es muy efectivo.” En el Taller de Improvisación y de Jazz la improvisación “está implícita”. Al respecto, dice- “trato de que (las clases) sean dinámicas, no basadas en mis gustos únicamente (...) voy experimentando con ellos qué instrumentación, qué necesidades tienen, en qué les hace falta desarrollar la creatividad y en base a eso es que vamos trabajando (…) es muy interesante esa comunicación con ellos”.


D.    Beneficios que considera que aporta la práctica improvisatoria.
 Dentro de los beneficios que mencionan los profesores, se encuentra la flexibilidad y dominio del lenguaje para “componer en el instante”, “en tiempo real”, “la creación al momento, salirte de los patrones en los que te has estado formando”(R.B.) , con un “nivel de profundidad (…) un diálogo más vivo, donde realmente nos estamos poniendo atención, y no estamos pensando qué contestar antes de terminar de escuchar al otro en toda su frase” (H.R.), en contraste con el “encajonamiento”, “lo premeditado”(R.O.), la “rigidez” ó poca musicalidad de quien no improvisa, pues “aunque sea un súper guitarrista, y que sea súper pulcro y con todas las notas en su lugar...dices <<no suena a son cubano>>”(R.B.). Con la improvisación “les amplías la posibilidad de discurso a los estudiantes”(R.A.).

Remi Álvarez dice que “en una escuela de música, creo que sí es muy importante que aparte de que los músicos sepan interpretar sus obras, si son intérpretes -ó compositores, que sepan componer- creo que un aspecto muy importante de la creatividad del artista es la improvisación, con tu instrumento saber expresarte”, “expresarte tú tal como eres con la música y que digas algo, pues simplemente no pueden decir nada, no hay manera, todo es copiado, todo es aprendido”.

“Si razonamos demasiado nos olvidamos de que somos humanos, sentimos, y es lo que yo creo que me hace disfrutar más la vida, porque me hace sentir que soy viva” (R.O.) “Es como si nos convirtiéramos en objetos así de porcelana que son ¡preciosos!, que son divinos, pero que son tan frágiles que ¡pam!, en cualquier momento se rompen y… ¡no!… me niego, ¿no?, quiero ser un ser vivo”, “a mí lo que me interesa es estar ahí, estar vivo, y estar escuchándolo a él (al alumno)” (H.R.).

Durante las entrevistas, encontramos que los profesores hacen un paralelismo entre la expresión musical y el lenguaje. “Es como no saber hablar (…), puedes saber leer y te recito un cuento, una novela, ó algo, un poema, incluso, pero (…) no saber hablar porque tus ideas están basadas en ideas de los demás…” (R.A.). “Lo comparo con el idioma…todos hemos hecho eso de inventar palabras, inventamos nuestras propias formas de expresión. ¿Para qué quiero el lenguaje? No nada más para repetir discursos”, “si estoy diciendo algo sin sentido (hablaba de no comprender el discurso musical que se está usando), pues ¿¡cuál diálogo!?”(H.R.). “Es algo que desarrolla uno, es un lenguaje interno, porque es algo que lo vas desarrollando como cuando sientes, como cuando hablas, como la poesía. Si a ti no te enseñan a leer y a escribir, pues nunca vas a...leer y a escribir. Si te enseñan a hacer poesía, vas a ser un gran poeta” (R.O.)

      B.     Motivaciones que le impulsan a fomentar la improvisación.
Además de los beneficios mencionados, parece ser una fuerte motivación en los profesores encuestados el deseo de ofrecer a los alumnos la riqueza, “los beneficios que tiene el ser un músico creativo”(R.A.). Remi nos cuenta que además de las clases y talleres, él busca traer músicos, así como abrir cursos y clínicas porque en la Facultad “todo se basa en esa formación muy académica, y el acercamiento que la comunidad pueda tener con músicos que hacen y se dedican a la improvisación libre, de otros países, y que den clases, den clínicas, den talleres, ¡uy, es muy enriquecedora! porque de esa manera descubren algo que en su mayoría no conocen”. La maestra Orozco nos lo explica así: “Desgraciadamente estamos metidos en un mundo de miedo, de mucha violencia, somos así. Somos así, porque parte de nuestra forma es así, pero si no fuera por esa magia que tenemos de crear, de amar y de sentir, y de... esa parte la podemos moldear hacia la belleza, moldear hacia la creatividad, moldear hacia la intuición y no hacia otro lado. Y si yo tengo ese espacio, aunque sea una hora, para los chicos, y decirles que sí se puede... <<La belleza la tienes tú, es simplemente que la decidas>>”. Hazael se mostró animado para “no quedarnos atrás”(H.R.) con respecto a las prácticas de improvisación que otros músicos del mundo están desarrollando, donde –según él ha escuchado- la improvisación (musical y teatral) está en auge, y se logran desarrollar improvisaciones con el estilo de distintos compositores y épocas.

Los profesores nos han hablado de buscar con el ejercicio de improvisación un balance entre los elementos tradicionales en la formación académica y la creatividad, la libertad, “mediar entre reconocer el elemento técnico, utilizar creatividad rítmica, y aplicarlo en piezas ó en progresiones armónicas”, “estudiar escalas para hacer improvisaciones (…) sería lo mismo, pero sin lo estricto de “Leccion 25. Carlevaro” (R.B.). Rocío nos cuenta de su búsqueda por darle libertad al alumno: “yo lo que no quiero es hacerles las cosas, es como, como los juegos de los niños: el niño juega, si está la mamá le echa a perder el juego”, “los voy a dejar ser, que solitos se vayan y <<explora tu chelo>>” (R.O.). Con esa libertad, ella afirma que es posible darle frescura y belleza a la música, pues los alumnos se dan cuenta de cómo fue hecha la obra, y al mismo tiempo se consigue “empoderar” al alumno. “¡Los hace libres! Los hace creativos”-afirma-. Ella también busca incorporar la intuición, y no sólo la enseñanza sistemática, teórica, racional, “si nosotros combinamos ambas formas de enseñanza, yo creo que el alumno va a estar más feliz”. Es posible dejar de “agarrar al otro de tu títere (…)”, como cuando se ve que “un maestro que lo único que está haciendo es dándole órdenes al otro, y hay otro (el alumno) que solamente las recibe, digo <<pobre persona, no lo están dejando expresarse, no lo estoy dejando que se exprese>>” (H.R.) Hazael busca crear un balance entre maestro y alumno, pues “la relación que se forma (entre ellos) es evidente también, y tendríamos que equilibrar un poquito más la balanza (cargada hacia el maestro, debido a su autoridad)” (H.R.).

Los cuatro profesores reconocen la poca presencia que tiene la improvisación en la Facultad. Afirman ver interés en “los alumnos que tienen inquietudes de ese tipo” (R.B.), en “la comunidad” (R.A.), pero “la Institución como que no ve un beneficio en eso, por eso es que no ha crecido”, dice Remi Álvarez al tiempo que nos pregunta si nosotros conocemos qué profesores sí usan la improvisación, porque él no sabe de nadie. Hazael Rivera se mostró interesado en conocer también a estos profesores, en establecer un diálogo, poder compartir sus experiencias docentes. Él nos comentó sobre una iniciativa suya para que “las instituciones, las escuelas superiores, lo tomen como parte (a la improvisación)” -iniciativa que ha tenido a partir de su experiencia y aprendizaje en el Teatro de Improvisación, su formación en el área y su práctica docente- : “hice una propuesta para hacer un curso de improvisación en la Facultad el próximo semestre”. Esta propuesta aún es un proyecto, se ha presentado al Consejo para su revisión y aprobación, pero es un intento de llevar la práctica de improvisación más allá de la formación con “manuales, libros, ó cursos” como los ofrecidos por Emilio Molina en Salamanca, Florín Farkas en Suiza, ó incluso Héctor Infanzón, pues “no hay como subirse a la cancha y jugar”, “practicar”, “explorar, jugar, probar y comprobar metodologías” de enseñanza, cada vez más, incluso antes de “crear la gran estructura” institucional.

E.     Integralidad en la formación. Características en las relaciones establecidas entre
E .i. el músico y la música;
E. ii. el músico y el profesor (y/o otros músicos);
E. iii. el músico consigo mismo;
E. iv. el músico con su instrumento.

En definitiva, se ha podido observar en varios de los comentarios la visión integral que los profesores tienen sobre la música, la enseñanza, los alumnos, y las relaciones que se establecen entre los sujetos. Sin embargo, es inviable un estudio profundo de este aspecto. Esperamos profundizar en él en estudios posteriores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario